Yoga para la desintoxicación
El yoga puede mejorar tu estado de ánimo y la sensación general de bienestar.
En distintos estudios, se ha demostrado que el yoga puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. El yoga puede mejorar tu estado de ánimo y la sensación general de bienestar. También puede ayudarte a controlar los síntomas de depresión y ansiedad que sean resultado de situaciones difíciles.
A pesar de la falta de datos fehacientes en ciertos puntos, el yoga ha demostrado ser efectivo a la hora de gestionar el estrés y la ansiedad. Varios estudios han comprobado, en la última década, su utilidad como herramienta. La relación del estrés con el dolor y la ansiedad son muy importantes en esta cuestión. Según los resultados, el yoga ayuda a cambiar el foco de atención, así como a mitigar físicamente la sensación de dolor.
En varios institutos de la India especializados en yoga se han estudiado todas las prácticas del yoga, la respiración, las asanas (posturas corporales), las secuencias, está todo absolutamente medido, corroborado y durante mucho tiempo se han hecho prácticas en las que se han cambiado distintas asanas para ver distintos beneficios, y hay datos fehacientes que lo demuestran.
La práctica de yoga no es una práctica gimnástica si no que hablamos del estudio entero, hablamos del pranayama (ejercicios respiratorios), del estudio de la alimentación, kriyas (estudio de la limpieza interna y externa del cuerpo), el estudio de la filosofía y el estudio de la práctica.
Se considera que el yoga es una disciplina científica porque se puede medir lo que le ocurre a una persona que tiene poca práctica, la que tiene una práctica media y la que tiene una constante; hay unas características que determinan que efectivamente están haciendo yoga.
Por otro lado, sabemos que practicar yoga ayuda a reducir los indicadores típicos del estrés, como el cortisol, la hormona asociada a esta disposición emocional. Algunos estudios recientes han comprobado que el yoga es una medida efectiva para reducir los niveles de ansiedad. También se ha comprobado que esta práctica puede ayudar contra la depresión.
Esos datos también están medidos, los institutos de la India mencionados más arriba también se han encargado de comprobar cómo está el cerebro antes y después de una práctica de yoga.
Un estudio de 2007 en pacientes que estaban tomando medicamentos antidepresivos, pero que estaban en remisión parcial, mostró reducciones significativas en depresión, ira, ansiedad y síntomas neuróticos. El estudio apoya el potencial del yoga como tratamiento complementario de la depresión. En definitiva, existen varias razones para pensar que el yoga puede resultar una herramienta útil y efectiva para tratar algunos de estos problemas.
¿De dónde vienen los beneficios del yoga?
En primer lugar, empecemos por los beneficios indirectos: el yoga ha demostrado ser eficaz a la hora de gestionar el sobrepeso y la obesidad. Esto no se debe al yoga sino al concepto, al cambio de rutinas y actividad que supone. Al reducir el estrés y aumentar la predisposición por los hábitos saludables, nos topamos con unos efectos positivos sobre el peso de quienes lo practican. A su vez, estas consecuencias se vuelven razones para vivir con menos estrés, promoviendo un ciclo beneficioso.
Sin embargo, el principal beneficio indirecto es la calma de la mente pero no a causa de la pérdida de peso si no más bien porque la mente está en calma, los modos y actitudes cambian y esa calma permite ver las cosas con una mayor consciencia. La calma y la alegría también se consideran una de las consecuencias indirectas del yoga, el hecho de que las personas comiencen a tener más espacio permite tener una sensación más de alegría y eso también ayuda a vivir mejor.
Por otro lado, practicar yoga consta de otros fenómenos psicológicos y fisiológicos comunes a otros deportes. Entre los primeros, por supuesto, encontramos la rutina y la disciplina. Estas dos son esenciales para romper la sensación de bloqueo a la que se enfrenta una persona con ansiedad, y son muy efectivas para sortear el estrés. Este efecto psicológico se asienta mejor gracias al fisiológico.
Nuestro cerebro tiene una serie de mecanismos neuronales para fijar conductas que son positivas y contrarrestar otras negativas. Así, los procesos relacionados con el estrés y la ansiedad implican todo tipo de hormonas y moléculas encargadas de controlar la respuesta corporal: adrenalina, noradrenalina, hormonas andrógenos, glucocorticoides… Estas se producen como consecuencia de una situación que identificamos como una amenaza. Por el contrario, como ocurre con el ejercicio y el yoga, cuando realizamos ciertos esfuerzos, nuestro cuerpo fija cierta sensación de recompensa segregando hormonas como las endorfinas, que nos ayudan a repetir el comportamiento.
Cómo usar el yoga para combatir el estrés
Practicar yoga de manera regular es la fórmula adecuada para que nos ayude a combatir la ansiedad y el estrés, porque supondrá realizar ejercicio físico de manera regular y una predisposición al mismo.
Podemos escoger las posturas que más nos interesen, pudiendo optar por las que están destinadas a mantener nuestra flexibilidad. El esfuerzo que suponen, sin ser muy elevado, servirá para promover los beneficios de los que hablábamos. Si lo que queremos es practicarlo con una mera intención relajante, son otras las posturas buscadas. Trabajan mucho la disposición corporal y la respiración (como todo el yoga) con la intención de buscar la distensión muscular y mental. Y es que, lo mejor del yoga es que podemos escoger lo que más necesitemos o queramos en cada momento.
Podemos elegir secuencias de yoga, en una práctica de yoga siempre tienen que estar todas las posturas principales y luego hay una serie de combinaciones, entradas y salidas en el asana que hacen que sea más beneficiosa para la flexibilidad y otras para que sea más beneficiosa para reforzar la fuerza, pero no se pueden elegir asanas (posturas corporales) sueltas, hablamos siempre de secuencias.
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